lunes, 7 de septiembre de 2009
El libro de los gatos III
El gato egipcio, precioso y divinizado, estaba extremadamente protegido por las leyes y era considerado patrimonio nacional. Las leyes penaban con la muerte a los contrabandistas que osaran sacarlo de las fronteras de Egipto, pero era un bien tan valorado y deseado que no fueron pocos los aventureros y comerciantes que intentaron ‘robar’ tan preciada joya hasta que al fin lo consiguieron. Ya en el siglo I lo encontramos en los hogares romanos y griegos, poco después en la Galia, Britania, Hispania… Y pronto, perfectamente asentado en toda Europa.
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