domingo, 6 de septiembre de 2009

Citas sobre gatos

Tantas cosas se han dicho sobre los gatos... Esta es una pequeña recopilación de aquéllas que han pasado a la posteridad.



Prefiero los gatos a los perros, porque no hay gatos policía (Jean Cocteau).

El gato no nos acaricia, se acaricia contra nosotros." (Charles Baudelaire).

El felino más diminuto es una obra de arte (Leonardo da Vinci).

No importa lo que hayas roto: échale la culpa al perro (un gato).

Los gatos poseen una absoluta honradez emocional. Los seres humanos, por una u otra razón, pueden ocultar sus sentimientos, pero un gato nunca lo hará (Erest Hemingway).

El hombre es civilizado en la medida en que comprende a un gato (G. Bernard Shaw).

El gato es el único animal que ha conseguido domesticar al hombre (Marcel Mauss).

¿Quién puede creer que no hay alma detrás de esos ojos luminosos? (Theophile Gautier).

¿Qué clase de filósofos somos si no sabemos nada acerca del origen y destino de los gatos? (Henri David Thoreau)

Aquí reposan los restos de una criatura que fue bella sin vanidad, fuerte sin insolencia, valiente sin ferocidad, y tuvo todas las virtudes del hombre sin ninguno de sus defectos (Lord Byron).

Los perros nos miran desde abajo. Los gatos desde arriba. Los cerdos nos tratan como iguales (Winston Churchill).

Lo que más aprecia un gato en un ser humano no es la capacidad de aportarle alimentos, que consideran sobreentendida, sino el valor que posee como fuente de entrenamiento (E. West).

Cuando juego con mi gata, ¿quién sabe si no me utiliza para pasar el rato más que yo a ella? (Michel de Montaigne).

A juicio de los gatos, los hombres no somos más que muebles de sangre caliente (Jacquelyn Mitchard).

Para mantener una verdadera perspectiva de lo que valemos, todos deberíamos tener un perro que nos adore y un gato que nos ignore (Derek Bruce).

Si un pez es encarnación del movimiento del agua, que le da su forma, un gato es diagrama y arquetipo del aire sutil (D. Lessing).

Si se pudiera cruzar al hombre con el gato, resultaría una mejora para el hombre (Mark Twain).

Los gatos saben por instinto la hora exacta a la que van a despertarse sus amos, y los despiertan diez minutos antes (Jim Davis).

Mi gato nunca se ríe o se lamenta, siempre está razonando (Miguel de Unamuno).

Una casa sin un gato, un bien alimentado, bien cuidado, bien reverenciado gato, puede ser una casa perfecta, pero ¿cómo puede llegar a demostrarlo? (Mark Twain).

Los gatos son misteriosos; pasa más por su mente de lo que nunca podríamos imaginarnos (Sir Walter Scott).

Es una labor muy difícil ganar el afecto de un gato; será tu amigo si siente que eres digno de su amistad, pero no tu esclavo (Teofilo Gautier).

Yo soy un gato.... yo soy honorable... yo tengo orgullo... yo tengo dignidad (Paul Gallico).

Tú nunca me dejarás, ni nada podrá separarnos. Tú eres mi gato y yo soy tu humano. Ahora y siempre, en la plenitud de la paz (Hillaire Belloc).

1 comentario:

  1. Y mas...

    Son distantes, discretos, impecablemente limpios y saben callar. ¿Acaso hace falta más para considerarlos una excelente buena compañía?
    Reina Maria Leszcysnka, Siglo XVIII

    El ideal de la calma es un gato sentado.
    Jules Renard (1864-1910)

    Se le reprocha al gato su gusto por estar a sus anchas, su predilección por los muebles más mullidos donde descansar o jugar: igual que los hombres. De acechar a los enemigos más débiles para comérselos: igual que los hombres... De ser reacio a todas las obligaciones: igual que los hombres una vez más.
    Jean Baptiste Say (1767-1832)

    Pero el más salvaje de los animales salvajes era el gato. Andaba solo y todos los lugares eran iguales para él.
    Rudyard Kipling (1865-1936)

    Los gatos son incomprendidos porque no se dignan explicarse: son enigmáticos únicamente para quien ignora la potencia expresiva del mutismo.
    Paul Morand (1888-1976)

    Me gusta del gato su carácter independiente y casi ingrato que le impide atarse a quien sea, la indiferencia con que transita de los salones a su originario callejón. El gato vive solo. No necesita sociedad alguna. Sólo obedece cuando quiere, o simula dormir para observar mejor y araña todo cuanto puede arañar.
    Chateaubriand (1768-1848)

    Cuando en una casa egipcia se declara un incendio, sus habitantes se preocupan muy poco del fuego y mucho de sus gatos. Los protegen, los vigilan y si alguno, fuera de sí, logra escapar y precipitarse a las llamas, la aflicción abate a los egipcios. Cuando un gato muere de muerte natural, todos los habitantes de la casas se rasuran las cejas. Colocan al gato embalsamado en un compartimento secreto y lo transportan a la ciudad de Bubastis.
    Relato de Herodoto (484-425 a.C.)

    Gato, m. Suave autómata indestructible preparado por la naturaleza para recibir patadas cuando las cosas van mal en el círculo doméstico.
    Ambrose Bierce (1842-1914)

    Deseo que en mi casa haya
    una mujer razonable,
    un gato deslizándose entre los libros,
    y amigos en todas las épocas,
    sin los cuales no puedo vivir.
    Guillaume Apollinaire (1880-1918)

    Es mi espíritu familiar;
    juzga, preside, inspira todo
    desde la altura de su imperio,
    ¿por ventura es un mago, un dios?
    Charles Baudelaire (1821-1867)

    Los gatos deberán llevar tres cascabeles que con su sonido anuncien su proximidad a los pájaros.
    Ley vigente de Lemonine, Montana, U.S.A.

    Quien a los gatos ama, bella mujer tendrá.
    Proverbio medieval

    Los férvidos amantes y los sabios austeros, aman del mismo modo, en su madura edad, los poderosos gatos, orgullo de las casas, como ellos sedentarios, frioleros como ellos.[...] Cuando sueñan, adoptan actitudes augustas de esfinges reclinadas contra la soledad, y parecen dormidos con un sueño sin fin; mágicas chispas brotan de sus ancas mullidas y partículas de oro como una fina arena vagamente constelan sus místicas pupilas.
    Charles Baudelaire

    El gato posee belleza sin vanidad, fuerza sin insolencia, coraje sin ferocidad, todas las virtudes del hombre sin sus vicios. Lord Byron (1788-1824)

    Dios hizo el gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre.
    Víctor Hugo (1802-1885)

    Ella jugaba con su gata
    y verla era maravilla.
    La mano blanca y la blanca pata
    retozando en la sombra de la tarde.
    Paul Verlaine (1844-1896)

    ResponderEliminar